La mañana del siguiente día, Flammer se despertó más
temprano que Hada, quien aún dormía plácidamente en la cama del hotel. El chica
caminó hacía la ventana y logró observar la panorámica de la ciudad donde había
nacido más no crecido ni conocido, más allá de las paredes de la casa hogar
donde vivió durante un par de años. Estaba haciendo sol y el cielo estaba
despejado. La posibilidad de lluvia, según habían escuchado la noche anterior
en las noticias eran improbables pues no había situaciones meteorológicas que
pudieran ocasionar precipitaciones. «En caso de que comience a llover, les
recomiendo que se refugien en alguna plaza comercial o establecimiento, como
cafés o pizzerías y esperen a que pase el agua. La ciudad suele volverse un
caos completo cuando llueve, sobre todo en los caminos que vienen al hotel, que
llegan a inundarse.» fue una de las recomendaciones del hostess, pues aseguraba
que aunque dijeran que no llovería, el clima era impredecible.
Flammer salió de la habitación y subió hacía la
alberca del hotel, la cual se encontraba en el punto más alto. Había dos, una
techada y otra al aire libre. El chico decidió que necesitaba sentir el sol un
poco así que fue a la segunda opción. Estando ahí notó que era el único, por lo
que tomó una silla, puso su ropa ahí y se metió de manera lenta, sintiendo el
agua refrescar su piel. Estaba tan concentrado en el bienestar que le causaba
estar ahí, que olvidó uno de los principios básicos que tanto él como Hada
buscaban mantener ante todo; alerta permanente.
— ¿Flammer Actecmer? —Dijo una voz femenina que no reconoció, en un perfecto inglés. El chico, sobresaltado, volteó a todos lados buscando el origen de dicha voz, hasta que vio a una joven mujer de aproximadamente 20 años sentada sobre una cornisa.
— ¿Quién eres? —Peguntó el muchacho extrañado.
—Anne Torres de Triskthan, agente del departamento para La Correcta Estadía de Magos Extranjeros en México, siendo este regulado por el Instituto Mágico Mexicano, afiliado al Organización Intercontinental de Magia Americana, organismo encargado de regular la mágica y a sus practicantes por orden natural y de nacimiento, magos y brujas, en todo el continente americano. Hace dos días recibimos la noticia que un vuelo proveniente de Londres, la ciudad con mayor concentración mágica del mundo, venía a México y como es natural, observamos el vuelo con la esperanza de encontrar magos a bordo, lo cual es poco común, pues muchos viajan en translador, sin embargo cuando detectamos altos niveles de interferencia magnética sabíamos que venían personas aptas para el uso y manejo de magia, pero no supimos quiénes eran hasta que en migración preguntamos por todos los que habían entrado y revisamos sus pasaportes, ¿no se les ocurrió nada mejor?
—Mucho gusto, Anne. Pero no tengo que darte explicaciones de nada. Entramos como turistas, no como magos o diplomáticos, sin contar que no hemos realizado ningún acto ilegal de magia.
—De hecho sí lo hicieron, el día de ayer en la tarde en la calle de Belén se registró el uso ilegal de magia contra dos comunes, lo cual es castigado con 5 años de prisión o una multa de 100 galeones.
—Bueno, de igual manera no hay manera de probarlo, ¿o sí? Digo, sí, efectivamente hay magos extranjeros actualmente, pero supongo que no somos los únicos en una ciudad que se ve es inmensa.
—En eso tienes razón, no son los únicos en Guadalajara, pero sí de esa zona en ese momento. Pero bueno, no he venido a detenerte a ti o a tu amigo. De hecho sería contraproducente, pues su ministerio tiene tan pocas relaciones con el nuestro que incluso pienso ustedes no tenían idea de que existíamos.
—De hecho… Pensamos que en México las normas mágicas eran meramente culturales o cosas por el estilo.
—Pues se equivocaron. Tenemos una Organización perfectamente estructurada con organismos que operan dentro de ella, sedes en todos los países de América con sedes en diversas ciudades y una excelente red de bancos que nos ayuda a manejar de manera exitosa las finanzas. Créame, señor Actecmer, si el mundo común o muggle como ustedes lo llaman, fuera gobernado por nosotros, América entera sería incluso más grande que Europa. Pero regresando al tema, he venido a ser su guía y su agente de relaciones.
— ¿Qué es eso?
—Es un cargo que se otorga a ciertos agentes que cumplen los requisitos necesarios. Soy graduada del Colegio Mágico Mexicano, bilingüe y bastante buena en las relaciones para resolver conflictos. Sin contar que al igual que usted, soy nativa de la ciudad y la conozco a la perfección. Si bien aún no sabemos que hacen aquí, estamos dispuestos a brindarles la mayor de las ayudas en que logren su cometido.
—Bueno, es muy amable de su parte, pero estamos perfectamente bien solos. Podemos resolver cualquier cosa sin ayuda de nadie.
—De ser así he de detenerlos, pues no es voluntario, es obligación el que lleven a un agente de relaciones.
— ¿Y es obligado por quién?
—Por el organismo y por el IMM, así que deben acatar las reglas o irse del país cuanto antes. —Dijo la muchacha con una sonrisa retadora y que estresó a Flammer, quien comenzaba a sentir grandes deseos de matarla sin más, pero sabía que si los habían encontrado aun cuando actuaron como muggles, estaban perfectamente informados de todos sus movimientos.
—De acuerdo, señorita Torres, en nombre mío y de mis compañeros, aceptamos su presencia y acompañamiento como nuestra agente de relaciones. Sólo por favor, no se meta en aquello que no le importe. Estamos aquí meramente en una tarea de investigación pues hemos decidido descubrir más sobre la familia Actecmer así como la de los Hillers. Si eso es ilegal, entonces nos iremos.
—No, no es ilegal, desde luego, pero si les será complicado, pues actualmente la familia Actecmer se encuentra extinta por excepción de usted, que a lo que investigué, es el único descendiente de tan Noble Casa. Y los Hillers… Bueno, ¿qué puedo decir de ellos? Llevamos años tras su pista, de hecho también la de los Actecmer pero ellos están ahora fuera del juego. La Casa Hiller es famosa por su inclinación a las artes más oscuras que han existido, incluso rivalizando con Lord Voldemort. Sin embargo no tenemos suficientes pruebas para iniciar una cacería de brujas contra ellos, pues son una familia extremadamente rica y poderosa que ha sabido esquivarnos.
—Pues entonces haré lo que mejor se hacer; sacar provecho de la situación para beneficiar tanto a mi como a mis amigos, y que mejor si puedo ayudar a iniciar con lo necesario para que los Hillers caigan.
—No tan rápido, muchachito, primero hemos de arreglar todo lo necesario, entre lo que destaca que los lleve por los lugares más emblemáticos de la ciudad y estado para que puedan ampliar su línea de investigación.
— ¿Flammer Actecmer? —Dijo una voz femenina que no reconoció, en un perfecto inglés. El chico, sobresaltado, volteó a todos lados buscando el origen de dicha voz, hasta que vio a una joven mujer de aproximadamente 20 años sentada sobre una cornisa.
— ¿Quién eres? —Peguntó el muchacho extrañado.
—Anne Torres de Triskthan, agente del departamento para La Correcta Estadía de Magos Extranjeros en México, siendo este regulado por el Instituto Mágico Mexicano, afiliado al Organización Intercontinental de Magia Americana, organismo encargado de regular la mágica y a sus practicantes por orden natural y de nacimiento, magos y brujas, en todo el continente americano. Hace dos días recibimos la noticia que un vuelo proveniente de Londres, la ciudad con mayor concentración mágica del mundo, venía a México y como es natural, observamos el vuelo con la esperanza de encontrar magos a bordo, lo cual es poco común, pues muchos viajan en translador, sin embargo cuando detectamos altos niveles de interferencia magnética sabíamos que venían personas aptas para el uso y manejo de magia, pero no supimos quiénes eran hasta que en migración preguntamos por todos los que habían entrado y revisamos sus pasaportes, ¿no se les ocurrió nada mejor?
—Mucho gusto, Anne. Pero no tengo que darte explicaciones de nada. Entramos como turistas, no como magos o diplomáticos, sin contar que no hemos realizado ningún acto ilegal de magia.
—De hecho sí lo hicieron, el día de ayer en la tarde en la calle de Belén se registró el uso ilegal de magia contra dos comunes, lo cual es castigado con 5 años de prisión o una multa de 100 galeones.
—Bueno, de igual manera no hay manera de probarlo, ¿o sí? Digo, sí, efectivamente hay magos extranjeros actualmente, pero supongo que no somos los únicos en una ciudad que se ve es inmensa.
—En eso tienes razón, no son los únicos en Guadalajara, pero sí de esa zona en ese momento. Pero bueno, no he venido a detenerte a ti o a tu amigo. De hecho sería contraproducente, pues su ministerio tiene tan pocas relaciones con el nuestro que incluso pienso ustedes no tenían idea de que existíamos.
—De hecho… Pensamos que en México las normas mágicas eran meramente culturales o cosas por el estilo.
—Pues se equivocaron. Tenemos una Organización perfectamente estructurada con organismos que operan dentro de ella, sedes en todos los países de América con sedes en diversas ciudades y una excelente red de bancos que nos ayuda a manejar de manera exitosa las finanzas. Créame, señor Actecmer, si el mundo común o muggle como ustedes lo llaman, fuera gobernado por nosotros, América entera sería incluso más grande que Europa. Pero regresando al tema, he venido a ser su guía y su agente de relaciones.
— ¿Qué es eso?
—Es un cargo que se otorga a ciertos agentes que cumplen los requisitos necesarios. Soy graduada del Colegio Mágico Mexicano, bilingüe y bastante buena en las relaciones para resolver conflictos. Sin contar que al igual que usted, soy nativa de la ciudad y la conozco a la perfección. Si bien aún no sabemos que hacen aquí, estamos dispuestos a brindarles la mayor de las ayudas en que logren su cometido.
—Bueno, es muy amable de su parte, pero estamos perfectamente bien solos. Podemos resolver cualquier cosa sin ayuda de nadie.
—De ser así he de detenerlos, pues no es voluntario, es obligación el que lleven a un agente de relaciones.
— ¿Y es obligado por quién?
—Por el organismo y por el IMM, así que deben acatar las reglas o irse del país cuanto antes. —Dijo la muchacha con una sonrisa retadora y que estresó a Flammer, quien comenzaba a sentir grandes deseos de matarla sin más, pero sabía que si los habían encontrado aun cuando actuaron como muggles, estaban perfectamente informados de todos sus movimientos.
—De acuerdo, señorita Torres, en nombre mío y de mis compañeros, aceptamos su presencia y acompañamiento como nuestra agente de relaciones. Sólo por favor, no se meta en aquello que no le importe. Estamos aquí meramente en una tarea de investigación pues hemos decidido descubrir más sobre la familia Actecmer así como la de los Hillers. Si eso es ilegal, entonces nos iremos.
—No, no es ilegal, desde luego, pero si les será complicado, pues actualmente la familia Actecmer se encuentra extinta por excepción de usted, que a lo que investigué, es el único descendiente de tan Noble Casa. Y los Hillers… Bueno, ¿qué puedo decir de ellos? Llevamos años tras su pista, de hecho también la de los Actecmer pero ellos están ahora fuera del juego. La Casa Hiller es famosa por su inclinación a las artes más oscuras que han existido, incluso rivalizando con Lord Voldemort. Sin embargo no tenemos suficientes pruebas para iniciar una cacería de brujas contra ellos, pues son una familia extremadamente rica y poderosa que ha sabido esquivarnos.
—Pues entonces haré lo que mejor se hacer; sacar provecho de la situación para beneficiar tanto a mi como a mis amigos, y que mejor si puedo ayudar a iniciar con lo necesario para que los Hillers caigan.
—No tan rápido, muchachito, primero hemos de arreglar todo lo necesario, entre lo que destaca que los lleve por los lugares más emblemáticos de la ciudad y estado para que puedan ampliar su línea de investigación.
Flammer regresó a su habitación para platicar con Hada
sobre lo ocurrido. Ana le comentó que lo esperaría en la estancia para después
fueran a desayunar los 5 juntos y les explicara todo a detalle al resto. Sin
embargo cuando Flam entró a la habitación, Sophia no estaba, pero el sonido del
agua caer de la regadera hacía saber el donde se encontraba. Fue por un cambio
de ropa limpia y entró apenas había salido Hada.
—Cariño, hay alguien que nos espera en el lobby.
— ¿Quién es?
—Una agente… Les explicara todo cuando estemos abajo. Dice que desea ayudarnos.
—Cariño, hay alguien que nos espera en el lobby.
— ¿Quién es?
—Una agente… Les explicara todo cuando estemos abajo. Dice que desea ayudarnos.
Cuando todos bajaron, encontraron a Ana, una mujer
joven de aproximadamente 20 años, cuyo cabello corto y negro, apenas más debajo
de los hombros, le daban un toque de elegancia y porte, de una piel pálida pero
no blanca, más bien similar al de Flammer y más alta que Hada, a quienes todos
identificaron al instante al ver que se levantaba en dirección a ellos. Desde
luego, las preguntas no se hicieron esperar, pero todas fueron contestadas sin
vacilar. Pasaron el resto del día en una plaza comercial llamada Andares y
Centro Magno, donde compraron ropa y diversos artículos para que su estadía en
México fuera más placentera. Les habló de todo lo que necesitaban y cuanto les
serviría su ayuda y aunque si bien era cierto que ni Hada ni Flammer se fiaban
tan fácilmente de los extraños, ella les daba buena pinta, aun cuando se negó a
mostrarle la sede del IMM. Sin embargo sabían que les podía ayudar y estaban
dispuestos a hacer de todo con tal de que ella les dijera lo que sabían, así
tuvieran que torturarla, lo harían.
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