Tras el discurso de Año Nuevo de su majestad, Flammer y Hada estuvieron encerrados dos días enteros, planeando cual sería el siguiente movimiento. Ellos decían que tenía que ser tan preciso y que fuerte que nadie dudara de nuestro poder, y que repercutiera más allá de ambas sociedades, así tampoco lo harían de la influencia que podíamos llegar a tener. Y eso era algo importante para él, pues era la prueba de fuego. No fue suficiente atacar La Fortaleza Gris, ni siquiera Hogwarts, Flammer insistía que necesitábamos algo por lo que fueramos recordados siempre, sin importar nada. Apenas era 7 de enero pero el año 2023 pintaba para ser una de los peores de los que tuviéramos memoria, incluso a mí el día de hoy, tantos años después de eso, me cuesta mucho olvidarlo. Recuerdo aquel día como si hubiera sido ayer, aunque bueno, muchos de los días que pasé con Actecmer durante su ascenso al poder están aún muy nítidos en mi memoria.
Aquel día Herman, Marian y yo habíamos ido a desayunar a un McDonald’s, solo queríamos pasar el día como personas normales. Herman estaba un poco harto, pues luego de salir de Hogwarts ya no regresó más con sus padres. Dejó atrás una vida de glamour, donde siempre era visto como una sombra de su papá y de lo que la sociedad mágica de clase alta de Alemania esperaba de él, y lo hizo para llegar a una vida de lujos y excesos absurdos, donde era visto como un segundón disfrazado de buen amigo de Flammer Actecmer, lo cual lo hacía enojar demasiado, pues aseguraba que no era y jamás sería eso. Marian jamás se llevó con su familia lo que hizo que desde siempre tuviera un carácter difícil, pero durante el paso de los años, igual que una roca golpeada por una gota de agua cada minuto durante 10 millones de años, se volvió tan filosa como peligrosa; no dejaba que nadie la molestara, reaccionaba a la primera provocación y deseaba por sobre todo un lugar privilegiado en el nuevo orden que estaba segura iban a conseguir. Éramos jóvenes y ambiciosos. Yo deseaba que se me viera como algo más que una simple aurora encaminada a ser la segunda de Potter. No quería el poder infinito, ni siquiera la inmortalidad, como anhelaba Flammer y Hada en secreto, sino demostrar mi valía al mundo mágico. Esas posibilidades nos cautivaron. Había más miembros en el ejército; había magos de todas las nacionalidades y muchas bestias mágicas congeniaban con nosotros, sin embargo todos sabíamos que faltaba algo importante para posicionarnos como el grupo más poderoso de todos, pero no sabíamos a ciencia cierta que era, hasta que aquel día, cuando estábamos desyuando en ese restaurante de comida rápida, Hada y Flammer llegaron corriendo, directo a nosotros.— ¡Lo tenemos!—Gritó Hada, quien estaba roja de la emoción, agitada y sudorosa.
— ¿Llegaron corriendo desde la casa hasta aquí? —Preguntó Herman, quien no pudo evitar demostrar que claramente eso no fue lo más inteligente.
—La emoción ganó, pero rápido, vámonos. Pidan eso para llevar y lleguemos rápido a la casa, acabamos de encontrar cual es el error en nuestro plan respecto a la pérdida de fuerzas que hemos tenido los últimos meses. —Flammer estaba emocionado, y cuando lo estaba parecía un niño pequeño apunto de recibir un juguete nuevo. Finalmente estuvimos listos y desaparecimos rumbo al departamento, el cual estaba repleto de notas, dibujos, diagramas, pizarrones con garabatos y anotaciones que estaban casi inentendibles, notándose que fueron escritos bajo la euforia del momento.
—Bueno, ¿qué es aquello tan importante que deben decirnos? —Pregunté, pues todo ese drama me ponía de malas y con los nervios a flor de piel.
—Muy bien, Bella,, y antes de que alguien más pregunté, Hada y yo no hemos dormido en estos dos días y tampoco hemos perdido el tiempo haciendo estupideces como comer, sexo, beber o cualquier distractor. En su lugar buscamos una forma en que pudiéramos aumentar fácilmente nuestras fuerzas, y la encontramos. De hecho era bastante obvio, pero no lo habíamos notado, pero una vez que lo hicimos fue imposible no aceptar cuan buena idea era. —Flammer estaba hablando con una gran sonrisa en el rostro, mientras Hada comenzaba a destapar un par de pizarras donde se mostraban relaciones entre fechas y hechos.
—Verán. —Hada con la varita hizo que una línea delgada comenzara a moverse por donde apuntaba para no perder el hilo. —En 1997 y 1998, Lord Voldemort estuvo en el poder, apoyado por Dolores Umbridge, un importante pilar en lo que fue su gobierno, pues encabezó el Departamento para el registro de los nacidos muggles. Eso significa que entre esos años muchos niños de 11 años jamás recibieron su carta de Hogwarts pues les fue revocado el derecho a estudiar solo por su estatus de sangre. Sin embargo, durante estos años se destruyeron los mismos registros de todos nacidos de muggles, así que teóricamente, hay magos de entre 25 hasta 37 años sin educación mágica, que desconocen su verdadera identidad y lo mejor de todo, que si los reclutamos antes que cualquiera otros, serán fáciles de engañar, pues el ministerio de magia, después de terminada la guerra les dio la espalda y los olvidó, por eso jamás se volvió a saber de ellos, y claro, muchos de los registros se perdieron durante los asaltos y asedios, pues incluso el Gran Libro Mágico que se encuentra en el Castillo de Hogwarts sufrió daños durante la guerra, así que desde ahí también tenemos ventajas. Las autoridades no desconocen ese punto, pero se niegan a aceptarlo en una muestra irracional e idiota de orgullo. Así que nuestro trabajo durante todo este mes será encontrarlos, traerlos a nosotros, educarlos y comenzar a prepararlos. No serán nuestras tropas de élite, desde luego, pero servirán para causar daño, mostrar fuerza, causar impresión y tener una barrera que detenga los primeros ataques durante lo que serán las batallas próximas, pues mi objetivo es tomar Europa, ya que si logramos conquistar este continente, al ser la mayor influencia sobre temas de política mágica en el mundo, las morales de países como Estados Unidos, China, Japón, Brasil, Perú, México y Rusia caerán fácilmente y podremos atacar, creando todo lo que deseamos. Ahora más que nunca necesitamos trabajar con prisa y apuro, para poder comenzar a tomar el control de estas personas. Serán sencillos de manipular. Lleven siempre una varita adicional, para que ellos puedan usarla y probar que lo que decimos es verdad, que ellos sientan que por fin alguien se interesó en ellos y que nuestra causa es la correcta. —Hada guardó silencio, observándonos, pues quedamos en silencio, tratando de asimilar sus locas conjeturas, hasta que Flammer tomó la palabra.
—Sé que parece una idea descabellada, que no tiene sustento ni nada, pero vamos, la psicología de las personas jamás falla y es exactamente en el interés y morbo que puede ocasionar la situación que hará que logremos el objetivo. Pueden pensar que con magia vivirán mejor, más felices con más dinero o diferentes situaciones, facilitar su vida laboral y personal. Hay mil formas de atacar el subconsciente de ellos para que hagan lo que queremos que hagan. Esto será algo grande, un mes lleno de avances y que deberemos aprovechar al máximo. Gracias al imbécil de Arthur Weasley se nos abrió un camino lleno de posibilidades y debemos ser pioneros en explotarlas antes que alguien más lo haga. —Flammer terminó de hablar y encendió un cigarrillo. Nadie dijo nada. Aunque era una idea difícil de ejecutar, era muy probable que tuviéramos éxito, pero por fin Flammer y Hada nos revelaron cual era el plan que tenían, que era comenzar a desestabilizar gobiernos y si no era por la guía diplomática, sería por medio de la fuerza. No sé si fue el momento, ideas mías o la iluminación, pero en ese momento noté dos cosas que me aterraron. La primera fue que Flammer y Hada iban a morir juntos, luchando hasta el final y sin nada que los separara, como durante su tiempo en Hogwarts, y la segunda, fue que cada día, los ojos de Flammer iban perdiendo ese negro tan profundo que alguna vez amé y se iban tornando un poco rojos, pero no rojos de sangre, sino como una llama enorme estuviera en ellos, con furia y maldad, como si perdiera humanidad. No lo sé, tal vez mi cerebro creo la ilusión y más cuando vi como si una llama se apagara el día que lo vi morir.
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