martes, 6 de septiembre de 2016

Capítulo XLVIII: Baile para uno.



Inglaterra, 26 de julio de 2025.
Recuerdo que aquel día, la ira, el odio, los celos y resentimientos me estaban carcomiendo; Flammer se había casado, con mi consentimiento o eso quería creer, que era yo quien estaba al mando de eso, sin embargo siempre se vio como si no le importara nadie más que él y sus 2 amigos. Desde la muerte de Anne, se había vuelto mucho más cerrado en su círculo, donde sólo logramos entrar los que estaban en su lista de deseo que obtuvo años atrás, y con suerte entré yo. La tarde del 25 de julio de 2025, Flammer, sus amigos y un montón de invitados viajaron a Guadalajara a celebrar el compromiso de Delacour y Actecmer, y aunque muchos estaban seguros que sólo era para aumentar su poder e influencia entre los allegados y ejercer presión directa sobre los ministerios. Por su lado, Herman, Marian y la difunta Anne, afirmaban que de verdad estaban enamorados pero de una manera muy poco usual, sea como fuese, yo me quedé en Inglaterra, pues en la recién construida Mansión de Casterfield, se esperaba que nos atacaran los del Ministerio de Magia o bien, el ministerio de Bulgaria, debido a que no hacía más de 3 meses, tuvimos problemas con ellos al asesinar a su jefe de seguridad mágica. Quedé al mando de un grupo de 50 magos, en su mayoría sangre limpia, que si bien no eran lo que se buscaba, se estaban haciendo distenciones según el estatuto de sangre. Esto en base al plan de Flammer y Hada que cada vez daba más forma, lo cual no sólo nos preocupaba a todos, también a quienes no deberían, pues cuando fue el ataque a Hogwarts  el 30 de octubre de 2022, el 31 del mismo mes y año, se votó para la eliminación del Estatuto Internacional del Secreto debido a los problemas que se aproximaban, y fue aceptado. Hoy en día ya no vivimos escondidos, el mundo entero saben que existimos y aunque algunos siguen escépticos, otros se han tomado que somos una amenaza, y no es para menos, con nuestra comunidad despreciando a los no magos durante siglos y en reiteradas ocasiones asesinándolos, hasta yo me odiaría, sin embargo lograron evitar no ir a guerra ambos mundos, no en ese momento, pero tampoco se pudo revertir el daño que hizo Flammer, que desde un principio fue parte del plan. En fin, ese día, mientras patrullábamos los jardines y pasillos, escuchamos un fuerte crack fuera de los terrenos, seguido, llegaron un alrededor de 200 personas, lideradas por Flammer, quien ya iba vestido de manera normal y con evidente resaca. Hada iba a su lado, junto a Albus Potter. Todos nos quedamos en silencio mientras se quedaba sin parado, inexpresivo y sin decir nada.
—Prepárense, muchachos. Tendremos una batalla aquí en la mansión. —Dijo y seguido de esto, desapareció durante unos minutos, en los cuales todos estábamos confundidos y con la varita empuñada, viéndonos, mientras daba órdenes de como acomodarse y preparábamos algunos hechizos protectores. Cuando regresó Flammer, entró solo, con la varita de sauco en la mano. —Ya vienen. Prepárense, Por cierto, Harry Potter sólo lo puedo atacar yo. —Apenas terminó de hablar, un sinfín de maldiciones y contra-hechizos atacaron las defensas que colocamos, y aunque tardaron poco más de 5 minutos en romperlas, finalmente entraron a los jardines de la gran mansión, lanzando hechizos desarmadores y aturdidores a todo lo que se movía. Desde luego respondimos, un poco más agresivo pero sin intenciones de matar, ya que jamás se nos dio la orden, sin embargo nos dimos cuenta al poco rato de iniciada, que Harry Potter no iba al frente, sino Ron Weasley, quien llevaba la batuta de la batalla del lado del ministerio. Unos segundos después, se escuchó un sonido tran ensordecedor que todos paramos unos momentos. Vimos a Flammer que había lanzado un rugido como si fuese de un león, algo bastante irónico, considerando que siempre tuvo lealtad a Slytherin. Nadie se atrevió a seguir atacando, caminó hasta el extremo poniente del jardín, y Harry se quedó parado en el oriente, ambos con varita en mano.
—Muy bien, Potter, este es el trato; Tú y yo tendremos un duelo, sin que nadie entre ni interceda por nosotros. Tú deseas recuperar la varita, pues aseguras que sólo así podrás ganarme, aceptando a su vez tu mediocridad como mago, pero lo acepto. Yo, por mi parte, necesito quitar del camino al símbolo de brujas y magos de resistencia y esperanza en tiempos difíciles para acabar con sus fuerzas. El duelo no será una simple demostración como si de Hogwarts se tratara, pues no deberás pensarlo, apenas tengas oportunidad de matarme debes hacerlo. El duelo finaliza si me desarmas o alguno muere. Mis huestes tienen la orden, de que en caso de morir, te den 10 segundos para que recojas la varita y reanude la batalla. En caso de que tú mueras, dejarás el mundo mágico a mis pies. Sí solo me desarmas o yo a ti, igual finaliza y deberás enfrentar un ataque directo.  ¿De acuerdo?
—De acuerdo. —Dijo Potter. Ambos caminaron hacia el medio, reverenciaron, levantaron las varitas, las bajaron y regresaron a su posición. Hada caminó en medio, dos pasos detrás del centro de donde viajarían los hechizos. «Uno…Dos…Tres» Apenás si terminada la última letra de sus palabras, una luz roja viajó hacía Flammer, tan rápido que no todos tuvieron tiempo de ver siquiera la forma en que la luz se convirtió en humo, del cual, una enorme espada de fuego voló en dirección contraria, esfumándose gracias a un hábil encantamiento de agua, tomando forma de látigo impactando a los pies de Actecmer, quien con un pequeño movimiento de varita, lo elevó por los cielos, haciendo que cayera en forma de picos de hielo en dirección al miembro del ministerio, clavándose en el suelo, derritiéndose por completo cuando fueron perforados por una mota de fuego que impactó de lleno contra un escudo recién materializo, deteniendo el ritmo de la batalla unos segundos, hasta que las llamas se partieron, lanzándose a todos lados, haciendo que cada cola se conectara haciendo una cadena, que encerró a Potter, abrazándolo, quien en un ágil movimiento de varita, extinguió, dejando el campo completamente limpio nuevamente. Flammer no tardó absolutamente nada en invocar un sinfín de serpientes, las cuales se lanzaron contra Harry, quien las volvió polvo con un hechizo de fuego, lanzando un desarmador a su rival.
— ¡Por Dios, Potter! Pelea de verdad, que a este paso, te asesinaré en menos de dos minutos más. —Harry no respondió a esto, sin embargo estaba seguro que era verdad, así que usando un árbol que estaba cerca, lo desprendió de raíces y lo lanzó contra Flammer, quien nisiquiera hizo el intento de moverse, pues el árbol cayó a unos centímetros de él, quien lo levantó y lanzó envuelto en llamas contra Harry, estrellándose a menos de un metro de él, lanzándolo por los aires. Flammer aprovechó esto para atraparlo con unas gruesas cadenas, apretándolo tan fuerte que el agente del ministerio lo único que podía hacer era gritar, sin embargo, con el poco movimiento de su varita, logró colgar a Flammer de un tobillo, dejándolo de cabeza, haciendo que el chico de la cicatriz, cayera abrubtamente al suelo, azotando de cabeza haciendo que tardara unos pocos segundos en levantarse. El dueño de la mansión, deshizo el hechizo lanzando un sectumsempra, haciendo un corte en la mejilla de Harry, quien ni tarde ni perezoso, usando un encantamiento donde un rayo negro salió de la punta de su varita con centro de fénix, estuvo a punto de impactar el rostro de Actecmer, quien lo desvió de regreso a su contendiente, esquivándolo por unos pocos centímetros. Muchos de quienes habían visto a Flammer en duelo afirmaban que era una de las cosas más sorprendentes que se podría ver, pues cuando no sólo llegaba y mataba, aseguraban que era como si danzara, y cada hechizo fuese parte de la coreografía, sin embargo a mi me pareció más bien un baile de uno, pues sólo Harry se movía, evitando morir por los hechizos cada vez más potentes del Slytherin, quien en un momento lanzó a Potter tantos cristales de hielo, que parecía como si un arma de guerra muggle fuera la que disparaba. Todos los picos se volvieron nieve, sin embargo Flammer no se detuvo ahí, moviendo la varita en círculos, encerró cientos de proyectiles de agua congelada, tan puntiagudos como lanzas, en una bola de fuego bien conocida por todos, la cual a su vez, estuvo rodeada por cientos de rocas en llama. El ataque lo lanzó con tan poder, que aunque fue esquivado por muy poco, este regresó como si fuese un boomerang, impactando en la espalda de Harry Potter, quien salió volando nuevamente, ahora en dirección hacía Flammer, sin embargo, no se movió más, pues quedó clavado al suelo por una decena de lanzas de hielo, dejando el cuerpo sin vida de la esperanza del pueblo mágica en medio de su patio trasero.
—Tienen 10 segundos para largarse con sus familias, amigos, o ministerio, pues ahora, este mundo será mío. —Dijo Flammer Actecmer, haciendo que una gran cantidad de magos del ministerio desapareciera, incluyendo a Ron Weasley.
Flammer caminó y se acercó al cuerpo de Harry. —Tenían razón. —Dijo levantando la varita de sauco. —Esta varita sólo mata a su dueño, y tú, moriste tratando de acabar con ella, vaya ironía. En fin. —Tomando entre sus manos el pedazo de madera que fue de Harry Potter, de Draco Malfoy y Severus Snape, lo partió en dos, —No necesito de esto para demostrar que soy mejor mago que todos esos inútiles del ministerio. ¡Vamos, muchacho, a por el ministerio mágico y el muggle! —Dijo y desapareció, seguido de todas sus fuerzas.

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