Cuando la noche cayó sobre los bosques al norte de
Inglaterra, Hada se vio obligada a rentar una pequeña habitación en una posada
muggle para refugiarse del frío y seguir al día siguiente su expedición. Era un
cuarto asqueroso y mediocre, con un catre que ella describió como lo más
inmundo donde pudo imaginar dormir, con un hedor tan asqueroso que pensó que
habría sido mejor pasar la madrugada a la intemperie. Estaba exhausta por la
larga caminata que dio ese día. Llevaba 2 meses de haber partido. Cuando salió
de su casa, desapareció y apareció cerca de la terminal de autobuses, donde
tomó un camión que la llevó hacía Edwinstone, dónde pensó que sería bueno
buscar en primera instancia la base de su padre. Cuando llegó, caminó un par de
días alrededor de los bosques sin encontrar nada realmente acertado por lo que
decidió ir hacía Escocia. Ahí se encontró con un viejo brujo que le contó sobre
los peligros que representaba el buscar cerca de ahí, pues un viejo dragón
cuidaba los parajes. Hada, desde luego, lo tomó por loco y con un par de
hechizos de tortura le sacó toda la información que pudo para después deshacerse
de él cambiándole la memoria. Así fue como se enteró que cerca de las Tierras Altas
de Escocia, muchos magos y brujos habían ido a buscar una especie de caverna
llena de secretos y misterios sobre la magia en sí. Ella aprovechó esta
información y se dirigió a unos 65 kilómetros del Lago Ness. Pasó toda una
noche intentando encontrar magos que le pudieran servir para sacar más
información, pero el frío nocturno le obligó a entrar a la posada muggle. Cuando
amaneció, salió temprano para internarse en los bosques aledaños al lago, el
cual tenía la mítica historia de poseer un monstruo submarino viviendo ahí.
Lejos de hacer caso a toda superstición sobre dicha criatura, comenzó su búsqueda
lo más pronto posible hasta verse perdida en algún punto de los parajes del
lugar. Esto más que preocuparla, la alentó a seguir adelante, pues recordó un
par de palabras que algún momento de su estadía en Hogwarts, Flammer le comentó.
«Cuando estés perdido, no veas nada y no sepas ni a donde dar el siguiente
paso, haz caso a tu instinto; si vas mal, lo sabrás, si no, estás a punto de
llegar.» Aunque cuando las dijo no significaban absolutamente nada, ahora les
encontró un poco de sentido, lo cual le dio fuerzas para seguir.
Aproximadamente a medio día, mientras caminaba en busca de una mísera señal de
estar bien, encontró un par de hombres altos y de aspecto brusco que la vieron
como si dos depredadores vieran a la presa. Sophia los miró de lejos tratando
de ver si tenían algo que le pudiera servir. Ellos se abalanzaron rápidamente
contra ella mostrando la falta de empatía en sus rostros y con clara intención
de hacerle daño. Hada ni siquiera se movió para tratar de esquivarlos. Lo único
que hizo fue apuntar a uno de ellos con su dedo y amarrarlo con un par de
gruesas cuerdas que se materializaron al instante. El sujeto cayó azotando como
cerdo poniendo tan pálido al otro que en vez de seguir con su trayecto, dio
media vuelta y trató de huir, pero la chica nuevamente se adelantó y un rayo de
luz salió de la punta del dedo índice haciendo que el sujeto cayera desmayado.
Se acercó al primero que luchaba por liberarse.
— ¡Perra maldita! ¡Suéltame o juro que te mataré! —Le gritó el hombre a Hada que lo veía con una sonrisa burlona.
—Tú estás en la peor posición para hacer amenazas en este momento, así que cierra el hocico si no quieres que te corte lo que te hace «hombre». —Dijo la chica con una frialdad inimaginable haciendo que el sujeto se callara al instante. —Veamos qué es lo que planeas hacer, asqueroso de mierda. —Terminó de decir y apuntó su dedo hacía él. En un instante estaba metida en su pensamiento. Vio que se llamaba Trevor Gussepe, un irlandés prófugo de la justicia por asesinato, secuestro y violación. Que planeaban atacarla de manera sexual para después asesinarla, volver a agredir sexualmente el cadáver y dejarla tirada hasta que alguien tuviera la desdicha de encontrar el cadáver. Hada no se movió, sólo miró al hombre tirado y sin pensarlo dos veces sacó su varita y apuntó hacía su cintura. —Así que pensabas violarme, pedazo de imbécil. Bueno, me aseguraré de que no puedas realizar semejante acto nuevamente con nadie en este mundo. —Dijo y se escuchó un ligero crack.
— ¡Perra maldita! ¡Suéltame o juro que te mataré! —Le gritó el hombre a Hada que lo veía con una sonrisa burlona.
—Tú estás en la peor posición para hacer amenazas en este momento, así que cierra el hocico si no quieres que te corte lo que te hace «hombre». —Dijo la chica con una frialdad inimaginable haciendo que el sujeto se callara al instante. —Veamos qué es lo que planeas hacer, asqueroso de mierda. —Terminó de decir y apuntó su dedo hacía él. En un instante estaba metida en su pensamiento. Vio que se llamaba Trevor Gussepe, un irlandés prófugo de la justicia por asesinato, secuestro y violación. Que planeaban atacarla de manera sexual para después asesinarla, volver a agredir sexualmente el cadáver y dejarla tirada hasta que alguien tuviera la desdicha de encontrar el cadáver. Hada no se movió, sólo miró al hombre tirado y sin pensarlo dos veces sacó su varita y apuntó hacía su cintura. —Así que pensabas violarme, pedazo de imbécil. Bueno, me aseguraré de que no puedas realizar semejante acto nuevamente con nadie en este mundo. —Dijo y se escuchó un ligero crack.
Un agudo grito de dolor de dolor despertó al chico que
estaba desmayado. Tratando de incorporarse con un inmenso dolor de cabeza, se
levantó y volteó a ver a todos lados tratando de encontrar a su compañero y el
origen de aquel ruido que lo despertó. Cuando por fin distinguió algo, vio a
una chica parada y a sus pies un inmenso charco de sangre sobre el cual, su
compañero estaba acostado retorciéndose de dolor. Ella lo volteó a ver haciendo
que a este se le helara la sangra y saliera corriendo de ahí. El terreno no le
hacía más fácil la huida, pero sabía que si no se esforzaba podría sufrir el
mismo destino que su compañero. Mientras corría, sintió una gran presión alrededor
de su cuerpo haciéndolo caer. Trató de zafarse de aquello que lo aprisionaba
pero fue en vano. Volteó hacía arriba y pudo observar que la chica se acercaba
caminando con un paso lento pero firme haciéndola ver como una bestia
aterradora.
Hada detuvo al segundo sujeto el cual trató de escapar.
Cuando se acercó a él después de lanzarle un hechizo de amarre, pudo ver que
sus ojos estaban llenos de temor.
—Veamos qué es lo que pensabas hacer con aquel él/ella de allá. —Dijo Hada en un tono sarcástico refiriéndose a la castración que le había realizado al primer hombre. Cuando se metió en sus pensamientos observó que era un chico de sólo 20 años que huyó de casa debido a los problemas económicos y familiares que afrontó. Encontró al primer hombre y le propuso que anduvieran juntos para facilitar un poco todo lo que pasaría sin saber los delitos del otro. En sus recuerdos, vio que había robado un par de tiendas de autoservicio pero sin dañar a nadie. —Sólo has robado… ¿qué haré contigo? —Le preguntó Hada haciendo a que a este le salieran lágrimas en los ojos por el temor de que podría pasar. —Recuerdo que Flam me contó una vez que en Medio Oriente le cortan la mano a los ladrones aun cuando su crimen es menor que el tuyo, ¿será justo? —Le dijo con una sonrisa burlona.
—Por favor, no me hagas nada. Te prometo que jamás haré daño a nadie, te lo ruego. —Dijo chillando el muchacho que estaba a un paso de la crisis nerviosa.
—Tengo una mejor idea… Imperio. Ahora lo que harás será caminar hasta el Lago Ness, te meterás en el agua y bucearás durante diez minutos en busca de una moneda que lanzarás previamente. Lo harás sin ningún tipo de equipo. —Dijo Hada y el joven dejó de llorar, se levantó y comenzó a caminar con dirección al ojo de agua. —Pobre idiota. —Murmuró y siguió su trayecto. Pensando en que ese lago era un lugar turístico y que podría conseguir un par de cosas ahí, caminó hasta llegar a una de esas tiendas de artículos para los campistas y compró víveres, una casa de campaña y una brújula para ayudarse a encontrar la orientación pues siempre consideró que el hechizo que tenía la misma función era inútil. Al caer la noche, internada de nuevo en el bosque sacó su casa de campaña y se metió para dormir, pero un agudo dolor en la espalda le hizo no poder conciliar el sueño a tal punto que por un momento pensó que caería inválida partida en dos. Lo único que le sorprendió de manera grata aquel momento, fue un destello de luz dorada que llegó desde atrás y que se veía muy cerca de ella.
—Veamos qué es lo que pensabas hacer con aquel él/ella de allá. —Dijo Hada en un tono sarcástico refiriéndose a la castración que le había realizado al primer hombre. Cuando se metió en sus pensamientos observó que era un chico de sólo 20 años que huyó de casa debido a los problemas económicos y familiares que afrontó. Encontró al primer hombre y le propuso que anduvieran juntos para facilitar un poco todo lo que pasaría sin saber los delitos del otro. En sus recuerdos, vio que había robado un par de tiendas de autoservicio pero sin dañar a nadie. —Sólo has robado… ¿qué haré contigo? —Le preguntó Hada haciendo a que a este le salieran lágrimas en los ojos por el temor de que podría pasar. —Recuerdo que Flam me contó una vez que en Medio Oriente le cortan la mano a los ladrones aun cuando su crimen es menor que el tuyo, ¿será justo? —Le dijo con una sonrisa burlona.
—Por favor, no me hagas nada. Te prometo que jamás haré daño a nadie, te lo ruego. —Dijo chillando el muchacho que estaba a un paso de la crisis nerviosa.
—Tengo una mejor idea… Imperio. Ahora lo que harás será caminar hasta el Lago Ness, te meterás en el agua y bucearás durante diez minutos en busca de una moneda que lanzarás previamente. Lo harás sin ningún tipo de equipo. —Dijo Hada y el joven dejó de llorar, se levantó y comenzó a caminar con dirección al ojo de agua. —Pobre idiota. —Murmuró y siguió su trayecto. Pensando en que ese lago era un lugar turístico y que podría conseguir un par de cosas ahí, caminó hasta llegar a una de esas tiendas de artículos para los campistas y compró víveres, una casa de campaña y una brújula para ayudarse a encontrar la orientación pues siempre consideró que el hechizo que tenía la misma función era inútil. Al caer la noche, internada de nuevo en el bosque sacó su casa de campaña y se metió para dormir, pero un agudo dolor en la espalda le hizo no poder conciliar el sueño a tal punto que por un momento pensó que caería inválida partida en dos. Lo único que le sorprendió de manera grata aquel momento, fue un destello de luz dorada que llegó desde atrás y que se veía muy cerca de ella.
El cuarteto de Hogwarts |
Espero el capítulo haya sido de su agrado. También quiero aprovechar este espacio para agradecer a Ana Torres que se ha encargado de ilustrar el fic. Fue quien hizo los dibujos de Marian y me mandó este sobre el cuartero de Hogwarts el cual me encantó (aunque su idea de Hada es diferente a la mia, no le quita en lo absoluto que sea genial). Sería fantástico que se pasaran por su cuenta de G+ pues es una excelente dibujante. Felicidades, Ana. Tienes un fan de tu trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario